Sobre la pequeña colina euganea del Mottolo en La Montecchia se alza, en el centro de un jardín a la italiana, una de las villas vénetas más singulares, Villa Capodilista.
Se trata de un edificio de planta cuadrada, con distribución en cruz de las estancias individuales, en el que las cuatro fachadas son idénticas. Alejándose del estilo véneto habitual, revela la genialidad, la sensibilidad y la creatividad pictórica del proyectista, que estudia cada ventana y cada arco de las logias para encuadrar perspectivas panorámicas con fondos de árboles, colinas euganeas e imágenes alpinas. Las logias en dos plantas rodeaban el edificio, ofreciendo la posibilidad de disfrutar de un sugestivo paseo cubierto en un claustro ideal.
Varotari, que ya había trabajado en la cercana abadía de Praglia, se ocupó también de la decoración pictórica de la villa, con la colaboración de Antonio Vassillacchi, llamado el Aliense. La autoría de las imágenes grotescas de la logia de mediodía no se ha determinado: la elevada calidad estilística permite suponer la intervención de un especialista en contacto con la escuela romana o con Giovanni da Udine. De las cuatro estancias de la planta baja, son obra de Varotari la Sala de la Vid, cuyo techo está decorado al fresco con cupidos en un emparrado colmado de uvas y hojas, y la Sala de las Villas (nombre que hace referencia a las vistas que reproducen las propiedades de los Capodilista) con la alegoría del Tiempo y la Virtud expulsando al Vicio.
La villa fue restaurada en los años sesenta por Mario Botter, autor asimismo de la valiosa monografía.