Arquitectura noble y primer gran triunfo de Andrea Palladio, que hizo realidad un sueño: un palacio urbano construido en el campo. Corría el año 1552 cuando el noble Giorgio Cornaro quiso construir su nueva residencia campestre, hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Palladio optó por un único edificio cuadrado con dos fachadas, un pronaos saliente y un doble orden de columnas. La rusticidad decora los muros y el tímpano corona la doble columnata en un hábil juego de armonioso equilibrio. En el interior de la villa hay una serie de 6 estatuas que representan a miembros ilustres de la familia Cornaro (1589-90), obra de Camillo Mariani. Una grandiosa serie de paneles de estuco de Bortolo Cabianca (1716) enmarca un proyecto de 104 frescos de temática bíblica realizados por Mattia Bortoloni entre 1716 y 1718. El ciclo pictórico original, de inspiración masónica, se caracteriza por un despliegue formal “tardomanierista” y una gracia figurativa que llega hasta el Rococó.