Situado en pleno centro histórico de Padua, el Palacio Zabarella -construido a instancias de la familia del mismo nombre entre finales del siglo XII y principios del XIII- es un importante recuerdo de la historia más ilustre de la ciudad y hoy acoge exposiciones de arte de talla internacional.
La torre, que aún hoy caracteriza el edificio, se remonta a la época comunal, cuando Padua era una ciudad de agua con un puerto fluvial comercial, molinos y una intensa actividad comercial. Las excavaciones han revelado indicios de asentamientos residenciales en la zona que se remontan a principios del siglo VIII a.C. y de actividades productivas relacionadas principalmente con la fabricación de cerámica. Entre finales del siglo XII y principios del XIII, se confirmó la estructura actual del palacio en forma de casa-torre, un edificio adecuado para la defensa y perfecto para representar la riqueza de la familia propietaria. Los miembros de la familia Zabarella pertenecían al poderoso y estrecho círculo de relaciones creado por el Señorío Da Carrara, que gobernaba Padua en el siglo XIV, y residían en diversas propiedades que habían adquirido.
La familia Zabarella mantuvo la propiedad durante más de cuatro siglos, dejando el palacio sustancialmente inalterado en su articulación espacial, pero radicalmente transformado en su fachada. La fachada fue rediseñada en estilo neoclásico a principios del siglo XIX por el renombrado arquitecto Daniele Danieletti. En el siglo XIX, Giacomo Zabarella, último descendiente de la familia, hizo decorar los interiores por Giuseppe Borsato, Giovanni Carlo Bevilacqua y Francesco Hayez.
El palacio, sede de la Fundación Bano, es un centro cultural privado dedicado al estudio y la promoción de la cultura y el arte.
